Alimentos secos o de consistencia fuerte (pan con corteza, pan tostado, biscotes, bastoncillos, frutos secos, galletas secas, chips, quesos secos o muy curados y cocciones tipo enlucido o gratinado).
Alimentos pegajosos (como el puré de patata espeso, las croquetas, el plátano, el chocolate…).
Alimentos fibrosos, como algunas carnes a la plancha, y espárragos.