Es un síntoma común en los pacientes durante el tratamiento del cáncer de cabeza y cuello, especialmente si requieren medicación para el dolor. Una de las causas más frecuentes es el uso de analgesia tipo opiácea, pero también puede deberse a cambios en la dieta (disminución de la ingesta de líquidos y/o alimentos ricos en fibra), y disminución o falta de ejercicio físico. Todo ello puede disminuir los movimientos intestinales, favoreciendo que las heces no absorban agua y se vuelvan secas y duras. La evacuación se dificultará y podrá ir acompañada de dolor y molestias.
A diario, y si es posible a la misma hora, sentarse en el váter, aunque en un primer momento no se hagan deposiciones.
Aumentar el consumo de fruta fresca y verduras (preferiblemente crudas), legumbres, cereales y derivados integrales, setas, frutos secos y semillas. Si se elaboran cremas, purés, zumos o batidos, no colar las preparaciones con el fin de no eliminar la fibra.
Sobre todo, para una buena salud de la microbiota, es fundamental incluir fuentes de fibra prebiótica, un tipo de fibra que alimenta a determinadas bacterias. Estas, a cambio, producen componentes beneficiosos para la salud que nos ayudan a regular el tránsito intestinal. Entre algunos de los alimentos que contienen este tipo de fibra encontramos:
Ejemplos de platos para introducir más fibra en las comidas y cenas |
Preparaciones con cereales integrales y legumbres con vegetales, frutos secados o frutos secos: |
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Platos guisos/ahogados: |
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Tortillas/revueltos: |
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Platos de hortalizas y setas: |
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Alimentos para picar entre horas |
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El membrillo, el plátano, el arroz blanco, el pan tostado, la manzana cocida o la compota.
Salvo en los casos en los que el tratamiento se haya visto acompañado de un aumento de peso.
Caminar todos los días entre 20 y 30 minutos por lo menos. Si no es posible, movilizar el intestino con pequeños masajes rotativos en el abdomen en el sentido de las agujas del reloj.
A excepción de aquellos casos en que el tratamiento se haya visto acompañado de un aumento de peso.
Caminar cada día entre 20 y 30 minutos como mínimo. Si no es posible, movilizar el intestino con pequeños masajes rotativos en el abdomen en el sentido de las agujas del reloj.