El incremento de peso durante el tratamiento del cáncer de mama es debido a diferentes motivos. En la mayoría de los casos, es consecuencia del desorden hormonal, la alteración metabólica, la depresión o bien la disminución de la actividad física. Cuando el incremento de peso no es muy elevado o el especialista no indica lo contrario, hay que seguir las mismas recomendaciones que se ofrecen para mantener una alimentación equilibrada durante el tratamiento y evitar seguir cualquier tipo de dieta alternativa o excluyente que no haya sido prescrita como parte del tratamiento oncológico.
El método del plato asegura comidas completas y ayuda a controlar la energía que se consume en las comidas principales. Dividiremos el plato por la mitad: una mitad debe ser siempre a base de verduras y la otra mitad, a base de alimentos farináceos y proteicos. Con este método podemos preparar platos únicos, platos combinados, un primer y un segundo plato o una combinación de platos pequeños.
En forma de ensalada, menestra, puré, asadas, al vapor, hervidas, a la plancha o salteadas, o dentro de otras preparaciones, como tortillas o sopas. Se pueden utilizar las setas como si fueran verdura.
Patata, pasta, arroz o pan, entre otros, deben consumirse con moderación, acompañados siempre de otros grupos de alimentos como verduras, carne, pescado…, tal y como se ha indicado en el método del plato. Elegir siempre las versiones integrales de farináceos (si no hay ninguna contraindicación).
Huevos, pescado, marisco, carne, legumbres y derivados, frutos secos… Escoger siempre las versiones más magras (limitar el consumo de carnes y embutidos grasos) y cocinar de la forma más sencilla y baja en grasa: al horno, a la plancha, al microondas, al papillote, etc.
Alimentos ricos en proteínas | |
Alimentos de origen animal |
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Alimentos de origen vegetal |
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Tres raciones al día, limitando su consumo en forma de zumos y como opción de preferencia para postre.
No sobrepasar las 3-4 cucharadas soperas al día (unos 30-40 ml). Utilizar un difusor para medir previamente la cantidad de aceite con una jeringuilla ayudará a controlar y dosificar las cantidades a utilizar.
Evitar tener en casa alimentos como galletas, bombones, patatas chips o embutidos, zumos, refrescos, golosinas, helados comerciales… Si existen, es importante no tenerlos a la vista, ya que el hecho de verlos continuamente puede hacer que se coma mucho más entre horas y mucha mayor cantidad. Sustituirlos por recetas caseras de polos, helados sin azúcares, palomitas caseras.
Para no repetir, evitar llevar la olla o fuente a la mesa.
Para los momentos en los que aparezca la necesidad de picar entre horas: fruta, zanahorias, infusiones, palomitas caseras bajas en grasa, tortitas de cereales integrales, yogur bajo en grasa, etc.
Leche desnatada o semidesnatada, yogures bajos en grasa o desnatados (sin azucarar), quesos frescos o tiernos más bajos en grasa (tipo Burgos).
Tener establecidos unos horarios regulares a la hora de comer también ayuda a regular la sensación de apetito.
Para evitar ingerir más cantidad, comer tranquilamente, sin distracciones o en familia.
Pesarse a diario puede inducir a la desmotivación y a una obsesión con el peso. Es recomendable pesarse únicamente una vez por semana.