Son aquellas que en poco volumen incluyen gran cantidad de energía y nutrientes.
- Se pueden tener preparadas croquetas de pollo o bacalao; empanadas (de carne, atún, huevo, queso, etc.), que se pueden tener congeladas y freír o calentar al momento; patés nutritivos para untar unas tostadas o sándwiches; cremas y sopas energéticas, que se pueden conservar en la nevera y comer directamente (frías o calientes), y finalmente preparaciones dulces, como postre o para comer entre horas, como flanes, púdines o yogures tipo griego.
- Preparar batidos completos con fruta fresca, lácteos o bebidas vegetales, frutos secos, fruta seca, galletas…
- También se pueden enriquecer los platos para aumentar su densidad nutricional con alimentos de elevado contenido energético y/o proteico:
- Sopas y purés: añadir queso rallado, leche en polvo, huevo duro, dados de jamón serrano, pollo o pescado.
- Ensaladas, pastas, arroces, verduras y otros platos: enriquecerlos con quesos, mayonesa, atún, claras de huevo, fruta fresca, dados de jamón serrano…
- Leche: leche en polvo, cacao, miel.
- Yogur: añadirle fruta fresca, fruta en almíbar, frutos secos, miel, cereales de desayuno, mermelada.
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