Síndrome dumping (síndrome de evacuación rápida)

La anulación de la función del esfínter que conecta el estómago con el intestino delgado conlleva que el contenido del estómago se vacíe al intestino delgado más rápidamente de lo normal, comportando diferentes molestias después de comer.

  • Evacuación rápida precoz: se presenta durante los 15-30 minutos o incluso una hora después de comer y dura entre diez y sesenta minutos. Se caracteriza por provocar saciedad, retortijones, flatulencia, dolor y distensión abdominal, y a veces náuseas y vómitos. Después aparecen heces líquidas, que suelen indicar el final del cuadro. Estos síntomas en ocasiones pueden ir acompañados de mareo, taquicardia, sudoración y debilidad. Con todo ello, el paciente come menos, lo que comporta pérdida de peso y un elevado riesgo de desnutrición. Existen alimentos que agravan la situación, como los alimentos ricos en azúcares simples (zumos, azúcar, miel, bebidas azucaradas, chocolate, bollería, pasteles…), el alcohol, o el líquido, tomado en gran cantidad.

  • Evacuación rápida tardía: es menos frecuente. Aparece entre la hora y media y las tres horas después de las comidas. Se manifiesta con palpitaciones, sudoración, cansancio, náuseas y sensación de hambre. Estos síntomas se atribuyen a una bajada de azúcar (hipoglicemia) reactiva a la toma de comidas ricas en azúcares, que al vaciarse rápidamente en el intestino provocan un aumento brusco de la glucemia y una liberación importante de insulina, responsable de la bajada de azúcar.

Las recomendaciones para minimizar el efecto dumping son:

Se recomienda comer más a menudo, pero en poca cantidad, realizando como mínimo seis comidas al día de pequeño volumen o incluso cada dos horas. Es importante establecer una regularidad en las comidas e intentar seguir el mismo patrón la mayoría de los días para educar al nuevo sistema digestivo.

Es recomendable consumir alimentos ricos en fibra soluble en todas las comidas: arroz, patata, manzana, pan tostado, pera, avena o legumbres en forma de puré.
Limitar los alimentos ricos en fibra insoluble: productos y alimentos integrales, verduras fibrosas (alcachofas, coles, apio, puerros, espárragos…), salvado de trigo, etc.

El azúcar blanco, la miel, los zumos comerciales y naturales, los refrescos, la pastelería, la bollería, el chocolate, las mermeladas, las jaleas, los lácteos azucarados, los postres lácteos (natillas, flanes…) y otros alimentos con agave, siropes, etc.

Las bebidas alcohólicas, las bebidas con cafeína (café, cola, refrescos estimulantes) y el té.

Beber siempre fuera de las comidas y en volúmenes pequeños o incluso a sorbos.

Comer lentamente y masticando muy bien los alimentos.

En caso de reflujo hay que descansar un poco reclinado, pero sin tumbarse.