Alimentación durante el tratamiento del cáncer colorrectal

El colon es la parte del intestino grueso que comunica el intestino delgado con el recto y el ano. En conjunto, forman la parte final del aparato digestivo, encargada de absorber agua, sales minerales y nutrientes y dar forma a las heces. El cáncer colorrectal engloba todos los tumores que pueden afectar desde la primera parte del intestino grueso hasta el recto y/o el ano.

Las prioridades alimentarias durante el tratamiento del cáncer colorrectal serán garantizar un adecuado estado nutricional, mejorar síntomas y evitar complicaciones. Sin embargo, puede ser complicado establecer una dieta general para esta enfermedad, ya que depende de varios factores: dónde se encuentra situado el tumor, qué tratamientos y opciones terapéuticas se van a realizar, cuál es el estado nutricional del paciente y su entorno social, entre otros.

Así, puede ser que el tratamiento no implique ninguna restricción dietética o bien que el tratamiento conlleve diferentes consecuencias que requieran alguna restricción a la hora de comer: puede existir un riesgo elevado de obstrucción del tránsito intestinal (oclusión) o ser necesaria la colocación de una bolsa para recoger las deposiciones (ostomía). De manera general, para garantizar un adecuado estado nutricional, además de seguir las Recomendaciones generales sobre alimentación durante el tratamiento del cáncer, en el cáncer colorrectal es necesario:

  • Prestar especial atención a la fibra de los alimentos y ajustar su ingesta según la situación individual. La fibra es una parte de los alimentos de origen vegetal (frutas, verduras, legumbres, frutos secos, fruta desecada y cereales integrales) que no podemos digerir y que llega al intestino grueso para ser descompuesta por los microorganismos que allí residen. Su consumo deberá ajustarse en el caso de situaciones como:
    • Cuando el tumor ocupe una parte importante del paso intestinal, por lo que un consumo elevado de fibra dietética puede hacer aparecer dolores abdominales o empeorarlos.
    • Cuando exista riesgo de oclusión intestinal.
    • Cuando como resultado de la cirugía se haya colocado una ostomía (ileostomía o colostomía). Consiste en abocar el intestino delgado o el colon a la piel del abdomen para que las deposiciones salgan al exterior. La abertura se llama ostomía y es donde se coloca una bolsa especial, pegada a la piel, para la recolección de las heces. Esta colocación puede ser temporal o permanente.
    • Cuando aparezca diarrea.

    En cualquiera de las situaciones siempre será el especialista de referencia quien indicará el grado de restricción de fibra. En caso de presentar sensación de estreñimiento persistente o dolor abdominal intenso, consultar al especialista referente.

  • Mantener una microbiota diversa y equilibrada. El colon es el lugar donde habita la mayor parte de microbiota. Es por esto, que, en personas con este tipo de tumor, es habitual un desequilibrio en esta, que puede dar lugar a síntomas determinados, sobre todo a nivel digestivo. Así pues, será fundamental cuidar de la alimentación para mantener un buen estado de la microbiota y en consecuencia, tener una mejor respuesta al tratamiento oncológico y evitar en la medida posible la aparición de efectos secundarios.
    Para mantener una microbiota equilibrada durante el tratamiento, es importante adaptar las recomendaciones a la sintomatología, por ejemplo adaptando la cantidad y tipo de fibra según la situación digestiva. Su consumo deberá ajustarse en el caso de situaciones como diarrea o estreñimiento.
  • Conocer el comportamiento de los alimentos. Además de la fibra, durante el tratamiento del cáncer de colon es importante estar atento al efecto que los diferentes grupos de alimentos tienen sobre la digestión, los movimientos del intestino y las heces. Para ello puede ser interesante utilizar un diario de alimentos durante las primeras semanas.
  • Verificar si existe alguna interacción alimento-medicamento. En este tipo de cáncer se han descrito posibles interacciones con plantas y hierbas, como el hipérico y el aloe; con alimentos como el pomelo y su zumo, y también con nutrientes de ciertos alimentos y suplementos, como el ácido fólico. Estas interacciones podrían darse según el tratamiento prescrito, por lo que será necesario consultar siempre al oncólogo de referencia cada caso concreto.
  • Adaptar la alimentación según los efectos secundarios y otros síntomas que puedan aparecer, a partir de las siguientes recomendaciones dietético-culinarias para cada uno de ellos.
Fecha de actualización: Enero 2023

Web Médica Acreditada. Ver más
información
  • Món Sant Benet
  • Camí de Sant Benet, s/n - 08272
  • Sant Fruitós de Bages
  • tel +34 938 759 402 - info@alicia.cat
Aviso de complementariedad: La información proporcionada en el sitio web no reemplaza sino que complementa la relación entre el profesional de salud y su paciente o visitante y en caso de duda debe consultarse con su profesional de salud de referencia.