Alimentación durante el tratamiento del cáncer de pulmón

El cáncer de pulmón engloba todos aquellos tumores que afectan a las células que recubren las vías respiratorias y los tejidos pulmonares. Existen varios tipos de cáncer de pulmón, que se clasifican en función de la localización y el tipo de célula de tejido pulmonar al que afecte.
El tratamiento para este tipo de cáncer dependerá de muchos factores, como el tamaño y la localización exacta del tumor, la diseminación o el estado general del paciente. Por lo tanto, los efectos secundarios de los tratamientos pueden variar y afectar en diferentes grados e intensidad. El propio tumor o la cirugía pueden provocar una limitación en la capacidad respiratoria del pulmón y, como consecuencia, cansancio a la hora de comer. Además, el pulmón se encuentra cercano al esófago (órgano implicado en el transporte de alimentos), el cual también puede resultar perjudicado. Por todo ello, puede existir dificultad para alimentarse desde el inicio del tratamiento o durante el mismo y, a su vez, comprometer el estado nutricional del paciente.

Las prioridades alimentarias durante el tratamiento del cáncer de pulmón serán garantizar un adecuado estado nutricional que ayude a disminuir los efectos secundarios y las complicaciones. Para ello, además de seguir las “Recomendaciones generales sobre alimentación durante el tratamiento del cáncer”, en el cáncer de pulmón hay que reforzar y considerar:

  • Repartir la alimentación en distintas ingestas a lo largo del día. Realizar cinco comidas completas e incorporar todos los grupos de alimentos. Si aparece cansancio a la hora de comer, se recomienda, además, incrementar el número de comidas hasta siete u ocho, incluso repartiendo el contenido de la comida o la cena en dos tomas. Se pueden distribuir los alimentos de un día completo en varias tomas más pequeñas, de alta densidad nutricional.
  • Adaptar la textura de alimentos y la viscosidad de los líquidos. Cuando aparezcan molestias, dolor o dificultad al deglutir se deberá contemplar la modificación de la textura de alimentos y/o líquidos para evitar la disminución de la ingesta y hacer segura la deglución. La textura de los alimentos deberá adaptarse según las necesidades, pudiendo ser suficiente con simples modificaciones o hasta incluso llegando a triturar las elaboraciones.
  • Verificar si hay alguna interacción alimento-medicamente. En este tipo de cáncer se han descrito posibles interacciones con plantas y hierbas, como el hipérico; con alimentos como el pomelo y su zumo, y también con nutrientes de ciertos alimentos y suplementos, como el ácido fólico y la vitamina B12. Estas interacciones podrían darse o no según el tratamiento prescrito, por lo que será necesario consultar siempre al especialista cada caso concreto.
  • Adaptar la alimentación según los efectos secundarios y síntomas que puedan aparecer a partir de las siguientes recomendaciones dietético-culinarias para cada uno de ellos.

Efectos secundarios y síntomas más frecuentes