Las náuseas pueden provocar sensaciones desagradables en el estómago, producir arcadas y, a su vez, favorecer el vómito. Los vómitos se generan por las contracciones fuertes de los músculos del estómago, que hacen que su contenido ascienda. Esto puede ser consecuencia de algunos de los fármacos utilizados durante la quimioterapia y suele durar unos días. La intensidad, la frecuencia y el momento de aparición de las náuseas o vómitos son variables e individuales y dependen de muchos factores, como los fármacos usados, la dosis y la susceptibilidad individual.
Se recomienda respirar profunda y lentamente, y esperar a que disminuya el malestar antes de comer nada.
Durante la comida puede ser útil dejar la ventana abierta para que entre aire fresco o utilizar un ventilador, para reducir los olores y favorecer la sensación de frescor.
Puede ayudar estar sentado o recostado con la sección superior del cuerpo recta hasta una hora después de las comidas.
Obviar algunas salsas, hierbas aromáticas, especias picantes, etc., porque pueden favorecer las náuseas.
Se ha observado que pueden tener un efecto calmante de las náuseas. Se puede añadir jengibre o menta, ya sea fresco o en polvo, a las infusiones, los cubitos, las gelatinas, los helados, las palomitas o encima de alimentos como el pan, las ensaladas, la pasta o dentro de platos ya cocinados.
Normalmente, los alimentos secos se toleran mejor. Por ejemplo: tostadas, galletas saladas, palitos de pan, tortitas de arroz y de maíz, frutos secos, chips de plátano, coco seco, etc.
Estas preparaciones desprenden menos olor que las calientes, por lo que es posible que apetezcan o se toleren mejor: ensaladas de pasta, bocadillos, sopas y cremas frías, helados caseros, etc.